Todos los encuentros con Jesús acaban en una CONFESION de fe en él; todos los que fueron a las bodas de Caná, Nicodemo, la Samaritana, el ciego de nacimiento… y finalmente Tomás, el discípulo incrédulo que acaba reconociendo a Jesús como su "Señor y su Dios". Ellos acabaron CREYENDO en Jesús; así que es posible que a partir de esta Pascua, podamos reconocerlo como nuestro Salvador, viviendo con calma y profundidad, fortaleciendo nuestra fe, comprometiéndonos de verdad con el anuncio del Evangelio.
Debemos pues, conocer mejor a Jesús, él, sigue diciendo “mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco, y ellas me siguen, y yo les doy la vida eterna”. En este versículo del capítulo 10 del Evangelio de San Juan, el evangelista habla de que la fe es una relación personal entre el creyente y Jesús. Partiendo de esta comparación, en la que nosotros seríamos las ovejas y Jesús el pastor; èl empieza diciendo que “mis ovejas escuchan mi voz”. Y esto supone que nosotros, sus ovejas, debemos reconocer que nuestro Dios es comunicativo, que nos habla, que no es ajeno a lo que nos ocurre en la vida.
Papá Dios quiere comunicarse con nosotros y nosotros “escuchamos su voz”, desde su Palabra, desde los acontecimientos de la vida, en las personas que están cerca de nosotros… Papá Dios nos habla y quiere establecer una relación personal con cada uno de nosotros, porque nos conoce a cada uno en particular; nos llama por nuestro nombre, y sabe de nuestra vida y de nuestras cosas, antes incluso de que se las contemos, porque nos ha creado, ha dejado su huella en nosotros, su “GPS”, y sabe como localizarnos y lo que necesitamos en cada momento.
Así, que en este semana vamos a vivir en clave de Pascua esta maravillosa experiencia de ser ovejas de ese Gran y Excelente Pastor:
-Vamos a fortalecer nuestra fe, fundamentalmente importante en el seguimiento de Jesús.
-Vamos a vivir como él vivió, a asemejarnos a él lo más posible.
-Vamos a reconocer su voz, a reconocer que nos llama porque nos ama, a confiar en él, a seguirle de verdad.
-Vamos a ser felices de verdad, “Ellas me siguen, y yo les doy LA FELICIDAD, la vida eterna”.
-Vamos a descubrir que desde cada vivencia sencilla, Jesús nos uerza nuestra fe y nuestra esperanza, nos envía a la vida a ser sus discípulos y a dar testimonio de que le seguimos incondicionalmente.
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home