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sábado, septiembre 26, 2009

Sacerdocio Ministerial



Las Sagradas Escrituras, Los documentos de la Iglesia y la misma experiencia del Pueblo de Dios -Bautizados-, muestran con claridad una imagen sacerdotal cuya especificidad está en relación con la EUCARISTIA, la ORACION y la RECONCILIACION. "Como Ministros Sagrados, nosotros los Presbíteros representamos a Jesucristo, que se ofreció a sí mismo como víctima por la santificación de los hombres, las mujeres, las comunidades y los pueblos... En el sacrificio EUCARISTICO, cumplimos nuestro principal ministerio de servicio y salvación.

De modo semejante, en la administración de los sacramentos NOS unimos a la intención y caridad de Jesucristo, cosa que hacemos de manera especial cuando nos mostramos en todo momento y de todo punto dispuestos a ejercer el ministerio del sacramento de la RECONCILIACION cuantas veces nos lo pidan razonablemente los fieles.

Siempre que la Iglesia quiso especificar el punto clave para distinguir el Sacerdocio Ministerial del Sacerdocio Común de los Fieles, señala claramente la potestad para celebrar estos Sacramentos.

La disminución del número de seminaristas, las deserciones sacerdotales y las nuevas dificultades que se avisoran en el futuro de muchos países, donde la cantidad de sacerdotes no será suficiente para mantener los servicios pastorales que se estaban prestando hasta el momento, pueden ser un signo providencial a través del cual el Espíritu de Dios, nos invita a volver a la esencia del SACERDOCIO y a fomentar y a desarrollar la variedad de ministerios, que no tienen por qué ser exclusivos del SACERDOTE.

NUESTROS RETOS...

1. Llevar una vida plenamente entregada al Ministerio, con el gusto de una actividad que puede prepararse y ejecutarse con serenidad y humanidad.
2. Disponibilidad para vivir una espiritualidad de la acción y no al margen de ella: una espiritualidad que consiste en contemplar gozosamente la acción de Dios y su belleza en el mismo ejercicio del Ministerio y en la proyección pastoral.
3. Desarrollar actitudes auténticas y significativas de caridad fraterna (entrega pastoral), acogida cordial, cercana y disponible a las personas, en un trato amable y sin prisas.
4. Vivir comunitariamente la actividad evangelizadora, menos solitaria e individualista, delegando responsabilidades a los laicos.
5. Crecer y promover en Sí mismo y en la comunidad: los carismas, la vida comunitaria, la elaboración de proyectos formativos y liberadores y la planeación.
6. Explorar más las exigencias que brotan de la cercanía a la Eucaristía: Unidad, conversión, proyección de la Palabra y promoción humana.