ORACIÓN POR UNA MADRE QUE SE HA IDO...

" Si, Ella... Se ha ido... Pero nos ha dejado aromas, fragancias como su propia respiración, remembranzas y enseñanazas, calor y ternura a cantidades industirales, tantas que nos servirán para llenar nuestras maletas y continuar nuestra ruta.

Se ha ido, después de haber alcanzado todas las batallas victoriosas que ofrece la vida, la existencia dura de hombres y mujeres que siempre estamos de aquí para allá buscando plenitud, calidad de vida, esperanza e intimidad con el Amoroso y Misericordioso: Padre Dios.

Se ha ido y con ella su corazón cargado de afectos, amores contundentes, frustraciones, palabras sencillas y muy sabias, sentimientos expresados y quizás salenciados por prudencia, por la sabiduría que supo alcanzar en su significativa trayectoria. Se ha llevado el cúmulo de caricias obtenidas de quienes siempre la han amado y la amarán; caricias gestos de cariño, que únicamente pudo convertirlas en alabanzas, salmos y proverbios, tan llenos de Ella, tan lllenos de la Historia de la Salvación que sólo Ella pudo conplementarlos con los escritos y la experiencia del Pueblo de Israel.

Si Ella se ha ido, y con Ella, la Madre, la Amiga, la Abuelita, la Consejera, la Maestra, la Sabia y nos ha dejado el valor insondable e incalculable de lo bueno, lo grato y lo providente; porque sólo Ella ha sabido dimensionar la experiencia del Dios Amoroso que nos ha dejado a su Hijo Jesucristo, para avanzar de la mano, desde la justicia fortaleciendo comunidades. Si, Ella supo dejarnos cuando comprendió que cada uno de los suyos estaban preparados para seguir conquistando la utopía, esa que Jesús cultiva, esa que conoce el corazón de María, pues sólo las Madres de Verdad, conocen el más recóndito movimiento interior de sus hijos.

Sólo nos resta en esta bella noche, agradecer la presencia de la Madre, presencia encantadora, que se engalana nuevamente junto a su gente querida. Sólo nos resta, volver a releer y volver a actualziar los valores y afectos que que se van perdiendo al interior de la familia por la complicada humanidad de la adultez, la desidia y los roces entre hermanos y familiares. Sólo nos resta agradecerle al Padre Dios por haberla obsequiado a estos hijos e hijas, amigos, amigas y familiares. Sólo nos resta seguir cultivando esos valores aprendidos, esos valores vivenciados por Ella, para que logremos Resucitarla entre nosostros y sigamos propendiendo por la bondad, el sacrificio, la conversión y la unidad. Sól0 nos queda sonreeir desde el corazón satisfecho por esa maravillosa presencia que se ha esfumado y permanece tan cercana a nosotros, tan humana y tan divina; tan cerca al Padre de la Vida. Sólo nos queda orar profundamente y reconocer el maravilloso don de la RESURRECIÓN, ese precioso regalo que Jesús ha construído desde su propia experiencia y hoy nos lo renueva desde los años, la vida y la historia de nuestra MADRE..."