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martes, mayo 21, 2013



CITA CON LA PALABRA PARA ENTENDER LA RAZÓN DE SER Y CELEBRAR PENTECOSTÉS: 

Hechos de los Apóstoles 2,1-13. San Lucas del autor de los Hechos de los Apóstoles, tiene un interés bien específico, el de transmitir el sentido, el alcance, y las consecuencias de la venida del Espíritu Santo para aquella comunidad de creyentes y para el mundo entero. Para eso, construye este relato que conserva su frescura y actualidad después de haber sido escrito hace más de dos mil años. No sólo narra un hecho del pasado como es la primera venida del Espíritu, sino que podría servir de modelo para dar a conocer e interpretar lo que el Espíritu Santo sigue haciendo en las personas y en las comunidades cristianas de hoy. 

Dos elementos con los con los cuales San Lucas propone para esta primera venida del Espíritu una fecha muy significativa para los judíos: el día en que terminaban las siete semanas, 4 de celebraciones después de la Pascua, es decir el día cincuenta, que en lengua griega se dice “Pentecostés”, un día asociado al recuerdo de la Alianza de Dios con el pueblo judío en el Monte Sinaí. Éste es el primer mensaje de Lucas: la venida del Espíritu inaugura una nueva alianza de Dios con todos los hombres y mujeres de la tierra. 

Dos escenarios de la narración. El primer escenario: la casa donde la comunidad estaba reunida en oración desde hacía nueve días con María, la madre de Jesús. El Espíritu viene y se apodera de todos ellos. En términos modernos, podríamos decir que Lucas presenta una composición audiovisual para comunicarnos cómo el Espíritu de Dios tomó posesión de aquellos hombres y mujeres. La oración ocupa un momento determinante en esta venida del Espíritu Santo y en la de hoy por supuesto. Vale la pena preguntarnos ¿Cómo quiero que invada mi ser?...

Seguidamente cambia de escenario. Los discípulos parecen no estar en una casa, sino ante una multitud congregada, venida de muchas naciones que, asombrada, escucha a los apóstoles hablando en su propio idioma. La pluralidad de la multitud, que Lucas presenta con insistencia, revela la apertura del Evangelio a todas las naciones, a todas las culturas. 

Por eso hoy necesitamos de este Pentecostés para que como Iglesia podamos vivir de los criterios del evangelio por la dignidad humana, la paz, y el respeto por la vida, y nuestra fe sea viva y dinámica.

¿Y qué me dice esta Palabra?. (Meditación)... Dios habla para la vida, su mensaje nos interpela, nos ilumina la vida y nos muestra el camino a seguir. La Palabra que encuentra en el texto bíblico penetra en el corazón. ¿Qué me dice el texto bíblico? Aquí el orante profundiza. Interioriza el sentido de las palabras, las escenas, los personajes, la expresión más impactante, busca la expresión más diciente, la que toca la vida de fe. Relacionando así la vida de fe con las experiencias de las situaciones, realidades y personajes del texto bíblico.

¿Qué conclusiones puedo sacar de esta Palabra que me ayuden a revisar y a reavivar el proceso de mi vida de fe? ¿A qué me invitó Dios con las Fiestas de la Semana Santa? ¿Cuáles son los frutos de este tiempo pascual? ¿Cómo he vivido el Gran Domingo desde primer domingo de Resurrección hasta la Ascensión del Señor? 

Oratio: Oración. ¿Qué me hace decir esta Palabra? Oratio o el momento para la oración: incluye el momento en el cual se ora con el texto. Con la oración se responde a Dios, es un diálogo con Dios a su invitación a cambiar de actitud, de afianzar las actitudes evangélicas. 

Para orar lo mejor es responder a la pregunta ¿Qué me hace decir este texto. Se expresan los sentimientos, las decisiones, la confrontación hecha por la palabra de Dios que se encuentra en el texto bíblico para mi mente y mi corazón. La vida se ofrece a Dios: desde la vida iluminada por la Palabra, dialogamos con Dios y como persona o comunidad orante, celebramos nuestra fe, alabando, bendiciendo, glorificando, dando gracias, pidiendo… ¿Cómo responde mi corazón al Señor?...

¡Ven Espíritu Santo! (Dilo muchas veces y en diferentes tonos de voz)
¡Ven Espíritu Santo! Llena mi vida, haz morada en mi corazón.
¡Ven Espíritu Santo! Que tu ardiente fuego del amor penetre en mi alma.
¡Ven Espíritu Santo! Riega con tus dones mi vida de cada día.
¡Ven Espíritu Santo! E irradia con tu luz mis momentos de duda, 
de desesperanza, de miedo, de temor…
¡Ven Espíritu Santo!, Abogado Santo protégeme del maligno.
¡Ven Espíritu Santo! Y enriquece mis actitudes cristianas 
y estas lleguen a la virtud. 
¡Ven Espíritu Santo! Lléname de felicidad, de santidad. ” ¡Bendito y alabado 
seas Señor! ¡Señor de la gloria! ¡Señor del Espíritu Santo! 

Contemplación: ¿Cómo me ayuda esta Palabra a encontrarme con Jesús? ¿Qué actitudes y vivencias cristianas? Contemplatio o sea la contemplación: La Palabra se contempla para vivirla, es el momento del enamoramiento de la Palabra. Me permite llevar los ecos, las resonancias y las decisiones de la oración. Me ayudan preguntas como ¿Qué decisión me sugiere el texto? ¿Qué cambio necesito asumir? ¿Qué acciones sugiere? Es necesario formular las vivencias y actitudes que despiertan este encuentro con el Señor y que me impulsan a revisar mi vida de fe, mi encuentro con Jesucristo. Por ejemplo, ¿Cuáles actitudes voy a vivir durante la semana? Es dejarse permear por el pensamiento de Dios. Son las actitudes cristinas que suscitan este encuentro. 

Me impacta y causa profunda admiración, adoración y reverencia: La acción que realiza el Espíritu Santo en el discípulo misionero para que sea una nueva creación, imagen de Cristo en nuestra sociedad. Él es ese “viento” y ese “fuego” que impulsa a hablar en clave de amor, de modo que todos comprendan el mensaje fundamental de esta fiesta de Pentecostés...

SIEMPRE, SIEMPRE ES URGENTE, RENOVAR NUESTRO COMPROMISO DE FE Y VIDA CON LA GRANDEZA DE NUESTRO DIOS UNO Y TRINO Y PODER ASÍ COMPROMETERNOS MÁS POR UN MUNDO JUSTO, EQUITATIVO E IGUALITARIO. FELICES PASCUAS...


PENTECOSTÉS 2013



Ha sido y sigue siendo, una festividad universal de la Iglesia Católica, mediante la cual se conmemora el descendimiento del Espíritu Santo sobre los Apóstoles, cincuenta días después de la Resurrección de Cristo, en el festival judío llamado "FESTEJO DE LAS SEMANAS" o PENTECOSTÉS. 

En algunos lugares es llamado el "DOMINGO DE BLANCO" ("whitesunday") debido a los ropajes blancos que son portados por aquellos que son bautizados durante la VIGILIA. PENTECOSTÉS ("Pfingsten" en alemán), es la denominación griega por "Quincuagésimo", 50 días después de la PASCUA. 

Se trata de una festividad cristiana que data del siglo primero, aunque no hay evidencia de que haya sido observada tan antiguamente como la Pascua, el pasaje en Corintios I (16, 8) probablemente se refiere a una festividad judía. Esto no es sorprendente ya que el festejo originalmente duraba un sólo día y se realizaba en domingo. Además estaba muy estrechamente relacionada con la Pascua de manera que se podría tratar de una actividad en la terminación pascual. 

El hecho de que Pentecostés era una festividad que ya pertenecía a los tiempos apostólicos lo constata el séptimo de los fragmentos (interpolados) cuya autoría es atribuida a San Irineo. En Tertuliano (De bat., XIX) el festival aparece como ya firmemente establecido. El Peregrino Gallic, da detallada cuenta de como esta festividad era observada de manera solemne en Jerusalén ("Peregin. Silvae", ed. Geyer, iv). Las Constituciones Apostólicas (V,XX,17) señalan que Pentecostés tenía la duración de una semana, pero en Occidente no fue observada su ejecución de ocho días sino hasta fecha más tarde. De acuerdo a Berno de Reichenau (1048) fue un aspecto controversial la duración del festejo de Pentecostés. 

En la actualidad la fiesta tiene un rango similar al del Domingo de Resurrección o Pascua. Durante la vigilia, se canta, se alaba, se catequiza desde los 07 dones del Esp{iritu Santo y se prepara la comunidad para que al día siguiente, celebre su nuevo PENTECOSTÉS. El oficio de Pentecostés tiene sólo un nocturno, durante toda la semana. En la tercera hora tiene el "Veni Creator", el cual es cantado en lugar del himno de costumbre, debido a que en el tercera hora se considera que descendió el Espíritu Santo. La Misa completa tiene una secuencia de "Veni Sancte Spiritus", la autoría del cual se atribuye al Rey Roberto de Francia. El color del ornamento sacerdotal es rojo, como un símbolo de las lenguas de fuego que descendieron. 

Con anterioridad, las cortes no funcionaban durante la semana entera y los trabajos clericales fueron prohibidos. El Concilio de Constanza (1094), limitó estas prohibiciones a los primeros tres días de la semana. El resto correspondiente al sábado (sabat) y el martes, fueron abolidos en 1771, y en muchos territorios de misión también el lunes. Este último día fue eliminado de observancia estricta por San Pío X en 1911. Aún hoy día, tal y como sucede en la Pascua, el rango litúrgico de lunes y martes de la semana de Pentecostés el del tipo Doble de Primera Clase. 

En Italia fue costumbre que se lanzaran pétalos de rosas desde el cielo de las iglesias, simbolizando así el milagro de las lenguas de fuego, con base en ello, el domingo de Pentecostés es llamado en Sicilia y en otras regiones italianas, como Pascha Rosatum, nombre que proviene del uso de los ropajes rojos de la ocasión. En Francia la costumbre incluyó el toque de trompetas durante los servicios, con el objeto de recordar el sonido y estruendo que debió acompañar el descenso del Espíritu Santo. 

En Inglaterra, la nobleza se entretenía con carreras de caballos. En la actualidad el festival de Whitsun Ales es prácticamente obsoleto. En las vísperas de Pentecostés, en las iglesias orientales, servicios extraordinarios con genuflexión o arrodillamientos, fueron acompañados por largas lecturas y recitaciones poéticas y de los salmos (de Maltzew, "Fasten-und Blumen Triodion", p. 898 en donde se identifica el servicio completo de carácter greco-ruso; también en Baumstark, "Jacobit, Fest Brevier", p. 255). Para los festejos de Pentecostés, los rusos llevan flores y ramas verdes en sus manos.